jueves, 3 de julio de 2008

RAÚL ALFONSÍN: Ciudadano Ilustre. Discurso de Julia García en el recinto.

El siguiente, es el discurso que emití en el recinto de sesiones de la Cámara, en homenaje a Don Raúl Alfonsín:

Gracias Señor Presidente:

Podría comenzar este homenaje Dr. Alfonsín comentando su vasta biografía. Decir que nació en Chascomús, dónde cursó sus estudios primarios, dónde los secundarios, en cuál Universidad, cómo se llaman sus hijos y cuántos nietos y bisnietos tiene. O tal vez narrar cómo ganó las elecciones, sus logros de Gobierno etc.
Recorrí todos los portales de Internet buscando tal vez algún dato que pudiera sorprenderme o que nadie hubiese contado de usted.
Después pensé en buscar alguna frase suya que me hubiese quedado más grabada que otras tantas que le escuché y recordar por ejemplo aquello de tenemos una meta: la vida, la justicia y la libertad. O respetuosamente recordar algún desacierto.
Pero sabe, a usted me unen otras cosas.
En la vida de las personas y en este caso en la vida de una mujer, muchos hombres dejan su marca. Casi siempre el padre, un maestro, algún mayor, el primer novio, o porque no un gran amor. Querido Presidente Alfonsín, y digo Presidente con letras cada vez más grandes.
Queriendo en mis palabras imponer el respeto y el cariño que nos une. Usted con su hombría de bien, su planta de varón, su infatigable docencia y su eterna y porque no pícara militancia, ha marcado a fuego, no solo a mí sino a generaciones de Argentinos, esos que viven en la búsquela de la democracia y su consolidación.
Darle la bienvenida a esta Honorable Cámara sería tomarme una atribución impropia dado que esta es su casa, como es su casa cada rincón de nuestro país, en donde supo sembrar con su participación constante las bases de la democracia y la soberanía política y económica que nos deben permitir para siempre la construcción de una sociedad mas justa e igualitaria.
En este largo camino no exento de escollos, fue usted un caminante incansable e indetenible que supo convertir el pasado no solo en memoria sino en combustible para lograr un futuro que contemple el bien de todos.
Cuando la historia desnuda nos permita dimensionar su condición de estadista, con orgullo de serlo y patriota, debemos necesariamente mirarlo a los ojos y decirle GRACIAS.
Gracias por su inagotable lucha
Gracias por su permanente militancia entre militantes.
Gracias por enaltecer y reivindicar la palabra político.
Gracias por ser la garganta de la libertad que supimos conseguir entre todos.
Venero al impulsor que nos ha permitido tenerlo cerca nuestro hoy, venero la humildad del Señor Presidente de esta Honorable Cámara por recrear este momento con tanto respeto pero por sobre todas las cosas lo venero a usted Señor Presidente Alfonsín y por eso no puedo evitar ponerme de pié y aplaudirlo a rabiar como tantas otras veces hasta que mis manos estén rojas, y agradezco a Dios y a mis compañeros de Bloque haberme permitido poder expresarle mi cariño, mi respeto y mis lágrimas.

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